jueves, 27 de septiembre de 2007

Lejana noche de abril

He salido temprano
volando de mi balcón.
Se empieza a oler la noche
pronto no quemara el sol.

Y hoy no voy a pensar,
no voy a preguntar.
Saldré volando
para volver de rodillas.

Hay otra realidad
que hoy te quiero enseñar.
Sube a mis alas que están hechas de ilusión.

Y salir,

hoy volveré a pedir
una copa de vino pa beberme tu mirada
y sentirmeun poco más cerca de ti
caminando juntos por el borde de la tapia.

Y algo me dice que esto ya no va a cambiar.
Claros de luna que me ayudan a olvidar.
Ya nada puede pasar

¡Maldita noche!
Me acerco a la perdición
si mezclo tu sonrisa
con un poquito de alcohol.

Ahora no hay nada más
que pueda yo soñar,
ya tengo el cielo
acariciándome la espalda.
Empezaré a pensar,
dejare de temblar,
cierro los ojos y camino hacia delante

Y salir,
hoy volveré a pedir
una copa de vino pa beberme tu mirada
y sentirme
un poco más cerca de ti
caminando juntos por el borde de la tapia.

Ya no me importa que venga el sol molestando.
Mi mundo vale lo que tú quieras pagar.
Regálame un rato más.



Silencioso te acercas de nuevo a mi vida, nueve de abril. Furtivo como un ladrón de sueños y esperanzas me recuerdas que un día fui una mujer enamorada, que hoy lo sigo siendo, aunque lo viva desde las bambalinas de este mágico teatro del amor, circo del mundo.

Los días pasan, iguales unos a otros, entre trabajo, estudio, conciertos y amigos, pero ni uno solo dejas de aparecer, nueve de abril, en mi cabeza, para susurrarme lo mucho que he cambiado, lo mucho que he perdido y o mucho que añoro pensar que eres un día especial: Mi aniversario.

No fui yo quien pidió que aparecieras, nueve de abril, tras un recodo del Camino de Santiago, mostrándome una tapia para caminar que hoy se me antoja sumamente estrecha para dos; una tapia hecha a mi medida, tal vez para que camine sola hasta el final del viaje; una tapia por la que puede que nadie quiera volver a hacer equilibrios; una tapia que hoy sigo construyendo con las lápidas de las sonrisas y los besos que nunca llegaron a existir.

Marcaste, nueve de abril, sin yo quererlo, un hito en mi vida, un antes y un después del amor con compromiso, del amor que todo lo espera y todo lo perdona, del amor con alianzas y planes de futuro, y hoy dejas, nueve de abril, cenizas donde hubo fuego, lagrimas donde hubo pasión y vacío donde hubo plenitud.

Tendré que vivir mi vida sin ti, nueve de abril, sacarte de mis calendarios y agendas, hacer que abandones mi cabeza para resurgir de las ruinas en que quedé cuando marchaste, porque, aunque sé que los amores que mueren son abono para los que vendrán, tú no estás muerto y eso es, nueve de abril, lo que me mata, lo que me hace llorar y pasar frío.

Desde mi soledad, nueve de abril, solo se decir una cosa entre sollozos: Feliz Aniversario, este año, y siempre.



Los azares de la vida me han llevado del 9 de abril al 9 de septiembre... parece que la historia se repite y de nuevo dos almas se unen, mucho mas alla de la carne, mucho mas alla del ser terreno, mucho mas alla de la pasión y el sexo, rozando la divinidad de lo etereo, la espiritualidad de lo divino, la etereidad de lo sagrado y la sacralidad de lo que jamás se mancilló.

Lejana noche de abril, he vuelto a revivirte, con la plenitud que da la madurez de lo vivido y con la ingenuidad de la virgen que se entrega, y hoy, puedo decir que no es repetir errores lo que me hace feliz, sino seguir arriesgándome a VIVIR.

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